El 24 de marzo de 1905 moría Jules (Julio) Verne, uno de los escritores más famosos de la lengua francesa y del mundo, traducido a más de 115 idiomas. Este ilustre escritor siempre fue considerado un escritor para niños, como si la literatura infantil fuese un género menor, y, por lo tanto, sus creaciones fueron discutidas en el marco de la «ciencia-ficción». Sin embargo, Jules Verne fue más que eso. Fue un escritor que se entregó por entero a crear una nueva sociedad sobre los principios de la racionalidad, la ciencia, la tecnología, la investigación, la exploración y el descubrimiento de todo aquéllo que existe en la naturaleza terrestre y universal.
Jules Verne, bajo ese manto de «simple literatura fantástica» que le fue puesto, es un hombre propio del siglo XIX, preocupado por el avance de la sociedad hacia un futuro más humano y feliz. Por eso no es de extrañar que sus personajes lucharan contra las injusticias que el mundo impone a los marginados y que estos se rebelen contra las tiranías representadas por ejemplo en el valor que la sociedad le asigna al oro, que muy bien hoy podría ser las tarjetas de crédito, los vestidos, el automóvil…
Estas razones más que disminuir el valor de sus escritos, al dibujar un mundo diferente basado en la solidaridad humana, levantan a Verne como uno de los escritores fundamentales de los últimos 150 años. Sus cuentos y libros han inspirado a cientos: cómo no recordar su viaje al centro de la Tierra, que nos lleva por pasajes escondidos, observando a esos grandes dinosaurios, viaje que representa el conocimiento y autoconocimiento de la Humanidad misma, o aquél grandioso viaje a la Luna, poniendo de manifiesto la fe en el progreso humano.
Es así que, la crítica social de Julio Verne se sotiene en sus propios personajes: «La comunidad social creada por el capitán Nemo es la expresión más explícita de esa preocupación de superar las nacionalidades. La tripulación del Nautilus habla un lenguaje artificial e incomprensible [¿esperanto?] del cual se nos da una muestra; solamente ante la muerte, cuando un pulpo gigante se lo lleva, uno de los marineros recurre de nuevo a su lengua natal para gritar socorro en francés.
Los jueces son formulistas y pretenciosos: todo acusado es, para ellos, un culpable. Los policías son antipáticos y cínicos. El error judicial, tema familiar en la literatura anarquista de la época, este símbolo del conflicto de la sociedad y del individuo y del carácter inseguro de la justicia establecida, tiene asimismo un lugar importante en el universo de Los Viajes extraordinarios. La posición de Julio Verne referente a la criminalidad es equívoca. Las bandas de forajidos y de piratas intervienen con frecuencia en sus relatos, y bajo rasgos en apariencia muy desfavorables, muy convencionales: «hez de la sociedad», «miserables», «criminales endurecidos». Sin embargo, observándolo de cerca, el autor ¿no testimonia una estima secreta por el vigor humano de estos fuera de la ley?» (Periódico Tierra y Libertad)
Por todo lo dicho hasta aquí es que recordamos este 24 de marzo la muerte FÍSICA de Jules Verne y celebramos (y seguiremos celebrando) sus incontables viajes y exploraciones dentro, en y fuera de la Tierra.
A continuación «la película «Viaje a la Luna» o en francés, «Le Voyage dans la Lune». Es una película francesa de 1902, en blanco y negro, muda y de ciencia ficción. Está basada en dos grandes novelas literarias, que son: De la Tierra a la Luna de Julio Verne y The First Men in the Moon de Herbert George Wells. Fue dirigida y escrita por Georges Méliès, en compañía de su hermano mayor Gaston Méliès. La película dura 14 minutos con 12 segundos, fue proyectada por 16 Fotogramas por segundo.
Le Voyage dans la Lune es una película muy popular actualmente, algunos críticos de cine, dicen que es la mejor película de Georges Méliès, la imagen de la cara de la luna, siendo impactada por un cohete espacial, es un gran icono de la Cultura popular, junto con otras escenas de cine.» (www.taringa.net).
Profesor D. Maximiliano Bascur Astroza